Guatemala es el único país en el que el 40 por ciento más pobre de la población siguió siendo pobre. En 2003, el promedio de ingresos de las personas en condiciones de pobreza era de US$1.6 diarios y en 2012 se redujo a US$1.5 por día, según el informe del Banco Mundial (BM) presentado ayer.
El BM afirma que se necesitan tasas de crecimiento más altas para mejorar significativamente las condiciones de vida de las personas que viven en la pobreza. Marco Hernández, economista sénior del BM y autor del reporte Análisis para el Diálogo Nacional Económico de Guatemala (ADN Económico), explicó que con una tasa de crecimiento del PIB de cinco por ciento, en 2016 la pobreza podría bajar un punto porcentual adicional.
Con una tasa de pobreza proyectada de 49.7 por ciento en 2016, al menos 160 mil guatemaltecos saldrían de esta condición.
“El costo de no crecer es seguir con 160 mil personas en pobreza”, dijo Hernández al sugerir que se tiene que acelerar el ritmo de crecimiento de la economía, con mejoras en el clima de negocios y de la calidad del gasto.
En América Latina el promedio de ingresos de las personas pobres pasó de US$2.1 a US$3.3 diarios en el periodo de 2003 a 2012, según el BM. El promedio de reducción de la pobreza desde 2000 en la región fue del 15.3 por ciento, en tanto que Guatemala logró una disminución de 2.5 puntos porcentuales.
Últimos en inversión
Guatemala tiene un Estado, de los más pequeños a nivel mundial, según el ADN Económico. De un total de 186 economías comparadas, el país ocupa el último lugar por el monto de ingresos con respecto al tamaño de su economía, con una tasa menor al 12 por ciento, en tanto que el promedio mundial es del 26 por ciento. Debilidad fiscal que muestra con una baja recaudación que tiene una brecha de Q1.2 millardos.
El espacio fiscal limitado reduce la capacidad del Estado de invertir, de esa cuenta se destina el 14 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) al gasto, el porcentaje más bajo a nivel mundial. El promedio de inversión en Latinoamérica es del 21 por ciento.
Según el informe, este bajo nivel de inversión afecta la productividad y limita la capacidad de crecimiento de la economía. Según Hernández, los bajos ingresos que tiene el país reducen las posibilidades de inversión pública, pero también las inversiones privadas son bajas debido a factores como la inseguridad y calidad de la infraestructura.
Cambios estructurales
Juan Alberto Fuentes, exministro de Finanzas, consideró que existe el desafío de lograr tasas más altas de crecimiento, pero que sean con equidad. “Se puede querer crecer, pero si existe concentración en un diez por ciento de la población, tampoco se reduce la pobreza”, dijo.
La empresarialidad es insuficiente y el acompañamiento del Estado es débil porque no genera las condiciones favorables para la inversión, que incluyen seguridad, educación, infraestructura, además de la disposición de los empresarios de tomar riesgos, agregó Fuentes.
Para Jonathan Menkos, director del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), lograr una tasa de crecimiento del cinco por ciento requiere de cambios estructurales: transformación productiva y crecer con equidad.
No es únicamente un tema de más recursos para el Estado sino de orientar mejor el gasto, más transparencia y lograr un pacto social, porque es un tema que compete a la sociedad, a las empresas y al Estado, dijo.
La administración pública actual dejará un Estado con un presupuesto más pequeño con respecto al PIB; con más compromisos de gasto y menos posibilidades de incidir en el desarrollo, explicó Menkos.
Álvarez Lorena, El Periódico, 12 de septiembre de 2014.